Justino Fernández, ministro de Justicia e Instrucción Pública (1901-1905).-2.El Consejo Superior de Educación Pública.-3. La Enseñanza primaria superior.-4.La educación pre-escolar en México.-5. Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.-6. La personalidad del maestro Sierra.-7. La Pedagogía social.-8. Niños pobres, niños huérfanos, niños corrigendos.-9. La escuela primaria “educativa” (Ley de 15 de agosto de 1908).-10. Primeros rendimientos. -11. La enseñanza académica y la fundación de la Escuela Nacional de Altos Estudios.- 12. Restablecimiento de la Universidad Nacional de México.
Justino Fernández ministro de Justicia e Instrucción Publica (1901-1905).- Baranda nunca se identificó plenamente con el grupo de los científicos. Poesía una formación humanística de primer orden, que le impedía aceptar todos los postulados de un radical cientificismo. Hubo un momento en que llagó a hablarse de dos gruopos políticos en las esferas gubernamen tales: el de los Limantour y Baranda, que vino a hacer crisis cuando este último, en estudio se le había recomendado el Presidente de la República, dictaminó que el ministro Limantour estaba impedido legalmente para figurar como candidato praa la Presidencia de la República.
En abril de 1901, Joaquín Barranda tuvo que retirarse de Gabinete. En su lugar fue designado don Justino Fernández, quien presentó a la Cámara de diputados una iniciativa, la primera de su gestión, en la que pedía a la Cámara de diputados una iniciativa, la primera de su gestión, en la que pedía se crearan dentro del Ministerio a su cargo dos Oficialías Mayores, que más tarde se conbirtieron en Subsecretarías, una que se ocuparía exclusivamente del Ramo de justicia; la otra, del Ramo de Instrucción Pública. Para esta última fue designado don Justo Sierra, en junio de 1901.
Desde entonces, Justo Sierra tuvo oficialmente una creciente influencia en la educación pública. Ya entonces se había alejado, como Baranda, de una concepción rígida y estrecha del positivismo, al propio tiempo que capitalizaba y renovaba la obra del enemigo político dle Limantour.
2. El Consejo Superior de Educación Pública.- Durante la permanencia de Justino Fernández en el Ministerio de Instrucción, se sustituyó, por Ley de 12 de octubre de 1901, la Junta Directiva de Instrucción Pública por un Consejo Superior de Educación Nacional, pues se consideró de suma conveniencia para los altos fines de la enseñanza, agrupar en un cuerpo los distintos elementos que, por diversidad de circunstancias, podían prestar su contingente de ciencias y patriotismo a la iniciada obra de reorganizacion de la educacion patria.
Las atribuciones del Consejo, señaladas en la Ley constitutiva que sansionó su creación, marcan claramente el objeto de ese cuerpo. Estas atribuciones tendían a sostener la coordinación que debe existir entre los diversos establecimientos educativos, a la vez que señalar los medios más adecuados para hacer más realizable y comprensiva la tarea, de sobra compleja, de la educación nacional.
La creación del Consejo Superior de Educación Pública implicaba dos fundamentales ideas de política educativa. Una era la de que no solo la instrucción primaria quedara al entendido cuidado de una junta directiva, sino que todos los grados y tipos de enseñanza recibieran los beneficios de una orientación y vigilancia constantes y unitarias. La otra fue la consecuencia obligada de una organización democrática y técnica:se sustituyó con él una corporación el la que, para encauzar la instrucción pública, buscábase el concurso de funcionarios a cuyo cargo estaban importantes instituciones docentes.
El Consejo Superior tuvo, por lo demás, un carácter puramente consultivo; sus relaciones acerca de asuntos de tanta importancia como planes de estadior, reglamentos, programas, métodos y libros de enseñanza, en nada venían a restringir la acción del Gobierno que conservaba intactas sus facultades sobre la resolución de cada uno de los puntos aprobados por el Consejo. Integraron éste los directores de Instrucción Primaria y Normal, los de las Escuelas Profesionales y Especiales, y otros funcionarios, que cosntituyeron un cuerpo de consejeros natos, además de otros veinte nombrados por el Ejecutivo entre las personas más idoneas en los distintos ramos de la enseñanza. De este modo se logró constituir un núcleo suficientemente amplio, en el que la diversidad de criterios y opiniones, unificados, empero, por una misma disciplina y una aspiración única, sería la mejor garantía de la justificación e imparcialidad de sus acuerdos Informe del general PORFIRIO DIAZ, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, comprendido entre el 1o de diciembre de 1900 y el 30 de nnoviembre de 1904.
3. La enseñanza primaria superior.- Continuando la política educativa del ministro Branda bajo la gestión del nuevo titular del ramo se atendió preferentemente la enseñanza primaria, porque ésta, se repetía, resume la resolución dle problema educativo de la República. Pero, como a la formación de buenos alumnos debe preceder la formación de dos clases de profesores: de instrucción primaria elemental y ó instrucción primaria superior. Los cursos para el primer grupo comprenderían cuatro años, y seis, de los segundo. Además, de la parte que pudiera llamarse retórica, se ordenó que existiera otra especialmente práctica como las visitas de los alumnos de años superiores a lso colegios de enseñanza elemental o superior, las conferencias pedagógicas, las excursiones escolares, cuyo objeto esencial fue el de despertar en los futuros maestros las variadas aptitudes que la ciencia moderna reclama de los educadores. Esta innovación era la consecuencia obligada del Decreto del Gobierno por medio dle cual se creaba la enseñanza primaria superior, la cual, con un periodo de escolaridad de cuatro años, debía ser la continuación de la enseñanza primaria elemental.
La enseñanza primaria superior está destinada, se decía, no solamente a ampliar los conocimientos de la primaria elemental, sino a preparar para la vida práctica a los alumnos que, por variedad de motivos, no llegaran a proseguir las más altas investigacioens del saber humano.
La enseñanza primaria superior, decía la Ley respectiva de 12 de diembre de 1901, durará cuatro años: tendrá, en los dos primeros, un carácter general y será común a todos los alumnos o lumnas, y en sus dos últimas afectará el carácter de una enseñanza especial,Y en sus dos últimas afectará el carácter de una enseñanza especial, que tendrá por objeto iniciar a los educandos en determinados principios elementales de ciencias, artes u oficios, de positiva utilidad para la vida social. La dicha enseñanza primaria superior que se imparta en los establecimientos oficiales será, además, gratuita y laica, y sólo serán obligatorios sus dos primeros años para alumnos que deban ingresar en planteles de segunda enseñanza.
La enseñanza primaria superior especial (art. 6º.), comprenderá, para los varones, las siguientes cuatro secciones; la industrial y de artes mecánicas, la comercial, la agrícola y la minera; y para las niñas, solamente las dos primeras. Esta orientación social de la enseñanza se revela también en el interés que pusieron los funcionarios de la Secretaría de procurar que los beneficios de la instrucción llegaran a las clases obreras, de preferencia estableciendo y fomentando las escuelas primarais nocturnas.
En fin, en este cuatrienio (1901-1905) se atendió debidamente, dentro de las posibilidades del Erario y de la capacidad pedagógica de los titulares y sus mensajeros, la educación secundaria y profesional así como la Academia de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música, la Biblioteca del Museo Nacional y la representación de México en diversos Congresos Científicos y ¡Pedagógicos como el celebre Congreso Internacional de Americanistas, reunido en Nueva Cork en octubre de 1902, y el XIV Congreso de Medicina celebrado en Madrid en abril de 1903.
4.La educación pre-escolar en México.- El impulso dado a la educación nacional por Baranda fue continuado en las últimas etapas de este cuatrienio Justo Sierra, en otra institución pedagógica de conocida y reconocida importancia ya en esta época: los Jardines de Niños
En enero de 1904, se establecieron de manera definitiva los Jardines de Niños en la Ciudad de México. Desde luego se fundaron dos. El primero llevó el nombre de “Federico Froebel”, y se puso bajo la dirección de la señorita profesora Estefanía Castañeda; para el segundo, de nombre “Enrique Pestalozzi”, se designó directora a la señorita profesora Rosaura Zapata.
Ya antes, la pedagogía mexicana había prado mientes en la necesidad e importancia de tales instituciones. Desde 1883, Manuel Cervantes Imaz, en la ciudad de México, y Enrique Laubscher, en Jalapa, habían promovido con acierto y realizado, bien que en forma incompleta e interrumpida, la fundación de Jardines de Niños. Más duraderos fueron los Jardines de Párvulos fundados desde 1884, por las maestras: Dolores Pozos, Amelia Toro y Viascón, Guadalupe F. Varela, Adela Calderón, Guadalupe Tello de Meneases y Leonor López Orellana. Los decretos del Gobierno, merced a los cuales quedaron fundadas las Escuelas Normales de Profesores, establecieron también, como planteles anexos, escuelas de párvulos. El primer director de Escuela Normal para Profesores en la ciudad de México, el licenciado Serrano, informó en diciembre de 1887, entre otras cosas, que en la Escuela de Párvulos quedaron matriculados 69 alumnos los cuales recibieron una educación conforme a la doctrina de Froebel. La directora de estos plantes era, a la sazón, Tatiana Mungúa de Aveleira.
Como lo confirma el Informe del licenciado Serrano, la doctrina en uso para la educación de párvulos lo que significaba un visible adelanto, por otra parte era la de Froebel. El doctor Luís E. Ruiz, en su citado “Tratado Elemental de Pedagogía”, presentó en un cuerpo de doctrina bien organizado la teoría educativa de los Jardines de Niños. “Hay rasgos de diferencias bien acentuadas, dice este pedagogo mexicano, entre la existencia en el hogar y la vida en la escuela, y armonizar las tendencias de uno con las aspiraciones de otro ha sido el gran triunfo de la Escuela de Froebel. Este eminente pedagogo lo realizó de un modo casi perfecto, con sólo disciplinar el juego”.
Conforme al doctor Ruiz, el programa en los jardines de niños debía constar facultades físicas de párvulos; segunda, dones o juguetes rigurosamente graduados; tercera, labores manuales, juegos destinados a ejercitar la mano, los sentidos y la inteligencia del niño, y dotarlo de conocimientos; cuarta, pláticas al estilo moderno, con objeto de satisfacer las necesidades intelectuales y morales de los niños; y quinta, cuanto , medio ingenioso cuyo fin es amenizar los trabajos, facilitar la disciplina y contribuir a perfeccionar el sentimiento estético.
Bajo la gestión de Justo Sierra como funcionario de Educación, los Jardines de Niños fueron objeto de creciente atención. Para entender los servicios pedagógicos de los Jardines de Niños, ya en mayor número, se creó la inspección técnica de ellos, por Decreto (mayo, 1908). Hubo misioneros pedagógicos enviados al extranjero, con el propósito de estudiar los adelantos de estas instituciones en el mundo. En 1909, se pensó en establecer un curso especial para enseñar la pedagogía de los Jardines de Niños, en la Escuela Normal para Profesoras, pues el doctor Ruiz la enseñaba como parte de un curso general de didáctica. La señorita profesora Bertha von Gluemer, la primera, se encargó de dicho curso una vez que fue inaugurado (1910). Más tarde lo impartieron también las profesoras Rosaura Zapata y las hermanas Josefina y Carmen Ramos.
Desde 1907, la doctrina y técnica de los Jardines de Niños contó en México con una revista periódica de carácter pedagógico, que vino a impulsar grandemente el desarrollo de esta institución. Llevó el nombre de Kindergarten y fue dirigida por la señorita profesora Estefanía Castañeda.
5. Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.- Como Secretarios de Educación Pública, Justo Sierra había promovido vigorosamente la reforma integral de la educación y había logrado obtener mayores fondos públicos para este ramo de la administración, con la ostensible resistencia del ministro Limantour. El viejo Díaz, rompiendo un poco su política de equilibrio, favoreció con la largueza en esta ocasión los proyectos de Sierra en este aspecto. Hubo más: por iniciativa la Ley 16 de mayo de 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, conforme al proyecto de don Justo. La creación fue recibida con general aplauso, tanto más cuanto que fue designado titular de la nueva dependencia el maestro Sierra. Se justificaba en estos términos tan benéfica creación: no corresponde al impulso que ha menester la educación del pueblo mexicano, que la dirección administrativa de esas materia trascendental, en la que puede decirse está cifrado su porvenir, figure como ramo secundario o adicional en un Ministerio que aparece dedicado, en premier lugar, a otro ramo importantísimo, de orden diferente y que basta por sí solo para absorber la atención y laboriosidad de su Secretario del Despacho.
En vano se objetará que la instrucción que atiende el Gobierno General, es sólo la que ha de darse en este Distrito y en los Territorios de la Nación, porque, siendo la capital de nuestra República notoriamente su gran metrópoli, y cuando a ella vienen a educarse jóvenes de todos los rumbos del país, pudiendo, además, servir sus métodos y establecimientos educativos de modelo a los Estados, cuyos esfuerzos en materia de enseñanza son, desde ahora, más o menos dignos de elogio, la verdad es que lo que se haga en el Distrito Federal y Territorios para promover la educación popular, revestirá un interés indiscutible para la Nación enterar.
El texto de la Ley (de 19 de mayo de 1905) que venía a crear la nueva Secretaría de Estado determinó que se llamaría de Instrucción Pública y Bellas Artes y que correspondería a ella la atención de la instrucción Primaria y Normal, Preparatoria y Profesional, en el Distrito y en los Territorios Federales; de las Escuelas de Bellas Artes, de Música y Declamación, de Artes y Oficios, de Agricultura, de Comercio y Administración y demás establecimientos de instrucción pública que en lo sucesivo pudieran crearse en el Distrito y en los Territorios Federales. La atención de las Academias y Sociedades Científicas, del Instituto Patológico Nacional y los demás también nacionales, de carácter docente; del registro de Propiedad Literaria, Dramática y Artística; el cuidado de Bibliotecas, Museos, Antigüedades Nacionales y Monumentos Arqueológicos e Históricos; en fin, la administración de teatros que dependan del Gobierno Federal y el fomento de espectáculos cultos, así como la organización de exposiciones de obras de Arte y Congreso Científicos y Artísticos.
6. La personalidad del maestro Sierra.- Como la Baranda, la personalidad del maestro. Sierra experimenta señalados y favorables cambios, al correr de los años, bien por propio e interno desarrollo, bien bajo la influencia de los nuevos y acuciantes problemas que va confrontando el país.
En 1871 termina los estudios de abogado en el famoso Colegio de San Ildefonso, pero muy poco ejerció esta profesión liberal. Tampoco se consagra por entero a la producción poética, para la cual tuvo excepcionales y reconocidas aptitudes. El periodismo, la tribuna y, sobre todo, la histografía y el magisterio constituyeron el preferente y más fecundo objeto de su dedicación. Con el título de maestro en sentido antonomástico lo honró ya la primera generación del siglo XX.
Se vincula en libre relación a la corriente de la filosofía positivista, que señoreó los círculos intelectuales de la República durante toda la segunda mitad del siglo XIX. En 1892, Justo Sierra de la tónica y la fórmula de una política positivista: en histórico discurso proclama la necesidad de poner la Presidencia como base de la política nacional. De ahí se derivó, como se ha referido ya el mote de “científicos”.
Pero Sierra era un espíritu de extraordinaria y honda sensibilidad histórica, como la exhiben a las claras sus magistrales trabajos en torno de la historia universal y de la historia patria (Compendio de Historia de la Antigüedad, Evolución política del pueblo mexicano, 1900; Manual escolar de Historia general, 1904; Juárez, su Obra y su Tiempo, 1910…). Llega un momento en que se afirma él la idea del insustituible valor de las humanidades en la educación del hombre. Su primara estancia en Europa, antes de ocupar la Cartera de Instrucción Publica, pudo influir en esta su nueva orientación.
En 1908 hace ya una concienzuda crítica de la filosofía positivista. Sierra fue una personalidad poliédrica, devota y apasionada del eterno progreso; “Yo soy de este temperamento, escribía alguna vez, nací innovador y como no sea la reforma de sí mismo, que bien la necesitaría, y par la cual me confieso impotente, todas las novedades me tientan, toda innovación tien para mí un recóndito e irresistible prestigio, todo progreso canta para mí el canto de la sirena”.
7. La pedagogía social.-Con Justo Sierra se van delineando en México con creciente claridad, los problemas de una pedagogía social, orientada y dirigida por el Estado. “El papel del Estado en la organización del porvenir exige, como indeclinable factor, la preparación de energías morales, intelectuales y físicas, religiosamente unidas a él en el culto de un mismo ideal. Y a esto responde la genuina aceptación de vocablo: educación, vale decir, nutrición encaminada a un desenvolvimiento, una nutrición, génesis de toda fueraza, de toda energía. Y es la verdad que en el lenguge pedagógico usual se diversifican las acepciones de los vocablos instrucción y educación; pero no es menos cierto que, por lo que a su finalidad común mira, toda instrucción no debe ser sino un factor de desarrollo, sino elemento de educación. La escuela es la salivación de nuestra personalidad nacional; a ella tenemos que confiar la unidad y la persistencia de nuestra lengua.
Dentro del cuadro de esta pedagogía social, que vino a dar el rumbo de su política educativa, sitio importante ocupa el problema de la educación de la mujer. La inferioridad de la mujer, dice, es una leyenda que ha concluido hace mucho tiempo.
Feminismo significa colaboración.
La influencia educativa, decía sagazmente Sierra, no termina en los plantes pedagógicos. La educación es un proceso social que invade los aspectos todos de la vida. La escuela del pueblo es la vida misma. Por ello urge hacer entrar el mayor número de veces que se p7ueda dentro del sí mismos a los hombres del pueblo, ayudarlos a examinar sus actos, enseñarlos a confesarse. La elocuencia, las funciones dramáticas, las exposiciones, las fiestas, los museos, todo deber ir hacia allá, y todo debe ir fortalecido por constantes sermones laicos.
Este movimiento a favor de la pedagogía social era reforzado por todos los hombres de avanzada, durante la primera década del siglo. El programa del Partido Liberal Mexicano, publicado en Saint Louis Mo…en 1906, partido integrado por hombres de izquierda (Ricardo Flores Magón, Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Librado Rivera y Manuel Sarabia), postulaba la urgencia de aumentar considerablemente las escuelas primarias, mejorar los sueldos a los maestros, y una radical aplicación de los principios de la enseñanza laica, obligatoria y gratuita.
8. Niños pobres, niños huérfanos, niños corrigendos.- Durante la época porfiriana, la política pedagógica del ciudadano social concedió reiterada atención a los niños pobres, huérfanos y corrigendos.
A decir verdad, las obras benéficas a favor de los niños desvalidos han preocupado a los mejores gobernantes.
Con anterioridad, en 1850, siendo presidente de la República el general don José Joaquín de Herrera, se había fundado un asilo a expensas de los fondos municipales, destinado a niños y jóvenes delincuentes. De esta suerte se logró agregar a éstos, conforme a los deseos del señor don José María de Lacunza, ministro a la sazón de Relaciones y Gobernación, del común de los presos. El establecimiento era un presidio de menores. Se le llamó Techan de Santiago; hombre que pocos años después le fue cambiado por el Colegio Correccional de San António.
Bajo el Gobierno del general Díaz, los establecimientos todos de la Beneficencia Pública mejoran considerablemente. Primero, la Casa de Cuna, sobre todo cuando tuvo la dirección de ella el doctor don Ángel Carpio; después en superior proporcionó, el Hospicios de Niños, para el cual se construyo el magnífico edificio y desde entonces dejó de llamase Hospicio de Pobres. Constaba de dos muy amplios departamentos (uno para niños y otros para niñas), construidos de conformidad a las necesidades pedagógicas que cumple. Constituye esta casa, como se dijo en aquel entonces, el mejor homenaje que pueda rendirse a la memoria venerada de Francisco Zúñiga, insigne fundador y benefactor del hospicio a principios del siglo XIX.
En 1880, la Escuela de Techan se Santiago vuelve a cambiar de nombre. Otra institución benéfica a favor de la niñez se fundó en 1887. Fue la Casa Amiga de la Obrera, destinada a recoger por las mañanas y devolver por las tardes a los niños de pobres mujeres que han menester de esta ayuda, por consagrarse durante el día a labores fuera del hogar.
9. La escuela primaria “educativa (Ley del 15 de agosto de 1908).-Sierra había colaborado en la fecunda obra educativa de Joaquín Baranda, y estaba percatado de los procedimientos políticos y jurídicos de que éste echaba mano para llevar a cabo sus grandes objetivos. Utilizando ahora, primero como subsecretario y después como ministro, las experiencias y los resultados de dicha obra, concibe Sierra un nuevo plan de reformas. Pide y obtiene del Congreso en sucesivos periodos (1901-1902, 1902-1903,1903-1905, 1905-1906, 1906-1907), que se concedan al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias para revisar todas las disposiciones vigentes en materia de enseñanza y expedir las mas adecuadas al propósito de hacer cada vez más eficaz y positiva la educación nacional, en el concepto de que el mismo Ejecutivo daría cuenta al propio Congreso del uso que hiciera de esta autorización. Como se advierte, el procedimiento seguido era, en el fondo, el mismo que puso en práctica el ministro Baranda para obtener la expedición del Decreto de 16 de mayo de 1896.
Al hacerse cargo el ministerio, el maestro Sierra se propuso realizar dos cosas: “la primera, la fundamental, la básica, consistía en transformar la escuela primaria, de simplemente instructiva, en esencialmente educativa, en un organismo destinado, no a enseñar a leer, escribir y contar, como se decía antes, sino a pensar, a sentir y a desarrollar en el niño al hombre”.
Hasta 1908 pudo plasmarse en una ley el primero de sus grandes objetivos (Ley de Educación primaria para el Distrito y los Territorios Federales de 15 de agosto). En ella se prescribía (art.1º.): las escuelas oficiales serán esencialmente educativas. Por educación se entendía (art. 4º.) el desenvolvimiento armónico de cada alumno de modo que se dé vigor a su personalidad, tan a menudo indecisa e informe; que la robustezcan hábitos por virtud de los cuales se intensifique el espíritu individual de iniciativa, y que la disciplina al propio un poderoso sentimiento de civismo.
Además de ser gratuita, laica y obligatoria, la educación debería ser integral y nacional (art. 2º.)
Con tener aciertos, la nueva Ley no dejaba de ofrecer algunas deficiencias, fácilmente advertidas a la luz de la doctrina pedagógica de la época y de las circunstancias sociales y económicas en que se hallaba el país en aquel entonces.
Por otra parte, dicha Ley, que fijaba en siete los años de escolaridad (art.10) de la enseñanza económica, olvidando sus autores que en México la mayor parte de los alumnos egresados de la escuela primaria ya no prosiguen, por falta de recursos, estudios de ninguna especie.
Finalmente, la ley de 15 de agosto no contenía disposiciones aplicables a la enseñanza agrícola; estaba concebida, por su estructura y sus propósitos, para centros urbanos, confirmando así las limitaciones en materia de política educativa de la época porfiriana.
En descargo de estas limitaciones, explicables por varios hechos, la flamante Ley exigía con acierto un procedimiento práctico para la formación moral de los educandos (art.14); además fue un vivo estímulo para encauzar mejor las tareas directivas y de inspección del sistema educativo nacional.
En descargo de estas limitaciones, explicables por varios hechos, la flamante Ley exigía con acierto un procedimiento práctico para la formación moral de los educandos. (art.14); además fue un vivo estímulo para encauzar mejor las tareas directivas y de inspección del sistema educativo nacional.
10. Primeros rendimientos.- Dos años después de iniciada la gestión del maestro Sierra (1907), funcionaban 557 escuelas primarias con 2361 maestros. La nueva Ley de Educación Primaria, de 1908; sus importantes discursos acerca de la federalización de la enseñanza; la fundación de la Escuela de Altos Estudios, que albergó en su seno cursos superiores de pedagogía; en suma, toda esta obra de incremento pedagógico, redundó en benéfico de la educación urbana. A fines de 1910 existían 641 escuelas primarias y seis Jardines de Niños, en el Distrito Federal.
Dentro de una concepción dinámica de la vida, pensaba en la sociedad del mañana, con sus cada vez más grandes y complejos problemas; y para ello que quía prepara hombres aptos.
Por cuanto a las instituciones circumescolares, fueron importantes sus gestiones para obtener el acuerdo por el cual se creó el Museo Nacional de Historia Natural, así como los que mejoran en mucho el Museo Nacional, que en lo sucesivo habría de llamarse Museo Nacional de Arqueología e Historia.
11. La enseñanza académica y la fundación de la Escuela Nacional de Altos Estudios.- Desde 1906 se emprendió una cuidadosa revisión de las instituciones docentes consagradas a la cultura académica; tarea que habría de culminar en 1910 con el restablecimiento de la Universidad.
El plan de estudios preparatorios y la distribución de éstos en seis años, prescripciones ambas instituidas en en 1901, fueron modificadas. El Plan de estudios de 1907, en efecto, reduce a cinco los años preparatorios.
12. Restablecimiento de la Universidad Nacional de México.- La obra educativa de don Justo Sierra fue multiforme; pero dentro de su variada gestión nunca conculcó la unidad fundamental de su tendencia pedagógica. Pensaba que todas las creaciones pedagógicas, desde el Jardín de Niños hasta los estudios universitarios, debían estar alentadas por noble y patriótico ideal.
Don Justo Sierra pensó en una universidad de tipo moderno, vale decir, una agrupación orgánica de institutos docentes y de investigación. No pretendió nunca exhumar el tipo de la universidad colonial, donde los maestros hacían la labor de Penélope y enseñaban cómo se podía discurrir indefinidamente, siguiendo la cadena silogística, para no llegar ni a una idea nueva ni a un hecho cierto.
La Universidad debía articularse al sistema de educación nacional y, por ende, quedar vinculada consustancialmente al destino político y social del pueblo. La Universidad colonial estaba formada por un grupo selecto, encargado de imponer un ideal religioso y político, resumido en estas palabras: Dios y el Rey. La nueva Universidad debe ser un grupo en perpetua selección dentro de al sustancia popular y tener encomendada la realización de un ideal político y social que se resume así: Democracia y Libertad… Pero esto consiste en que, penetrados hondadamente del deber indeclinable de transformar la población mexicana en un pueblo, en una democracia, nos consideramos obligados a usar del medio más importante de realizar estos propósitos, que es la Escuela Primaria.
Las autoridades superiores de la Universidad fueron, en orden jerárquico el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, al Consejo Universitario y el Rector. (El nombramiento de este último fue otorgado a licenciado Eguía Lis.)
El presidente de la República confirmó el día de la inauguración de la Universidad el grado de doctor honoris causa a eminentes sabios y personalidades mundialmente conocidos, y el grado de doctor ex officio a los directores de las escuelas universitarias y a sus más eminentes catedráticos.
Fueron designados doctores honoris causa: Su Majestad Víctor Manuel por su heroico amor al pueblo; el profesor Rafael Altamira por su obra a favor de la unión de los pueblos hispanoamericanos.
En punto a política educativa, Justo Sierra es un continuador de Baranda. Los grandes designios y la táctica política de éste, orientan los ideales y determinan los medios que pone en práctica aquél, bien que perfeccionándolos y situándolos en nuevas y más agitadas circunstancias sociales.
Justo Sierra tiene una posición bifronte en la historia de la educación en México. Penetra hasta sus más radicales consecuencias la pedagogía del liberalismo y, gracias a ello, es el primer político de la educación en el país, que advierte las tareas modernas de una pedagogía social, las cuales muy pronto se manifestarían en los ideales políticos de la Revolución de 1910.
Justino Fernández ministro de Justicia e Instrucción Publica (1901-1905).- Baranda nunca se identificó plenamente con el grupo de los científicos. Poesía una formación humanística de primer orden, que le impedía aceptar todos los postulados de un radical cientificismo. Hubo un momento en que llagó a hablarse de dos gruopos políticos en las esferas gubernamen tales: el de los Limantour y Baranda, que vino a hacer crisis cuando este último, en estudio se le había recomendado el Presidente de la República, dictaminó que el ministro Limantour estaba impedido legalmente para figurar como candidato praa la Presidencia de la República.
En abril de 1901, Joaquín Barranda tuvo que retirarse de Gabinete. En su lugar fue designado don Justino Fernández, quien presentó a la Cámara de diputados una iniciativa, la primera de su gestión, en la que pedía a la Cámara de diputados una iniciativa, la primera de su gestión, en la que pedía se crearan dentro del Ministerio a su cargo dos Oficialías Mayores, que más tarde se conbirtieron en Subsecretarías, una que se ocuparía exclusivamente del Ramo de justicia; la otra, del Ramo de Instrucción Pública. Para esta última fue designado don Justo Sierra, en junio de 1901.
Desde entonces, Justo Sierra tuvo oficialmente una creciente influencia en la educación pública. Ya entonces se había alejado, como Baranda, de una concepción rígida y estrecha del positivismo, al propio tiempo que capitalizaba y renovaba la obra del enemigo político dle Limantour.
2. El Consejo Superior de Educación Pública.- Durante la permanencia de Justino Fernández en el Ministerio de Instrucción, se sustituyó, por Ley de 12 de octubre de 1901, la Junta Directiva de Instrucción Pública por un Consejo Superior de Educación Nacional, pues se consideró de suma conveniencia para los altos fines de la enseñanza, agrupar en un cuerpo los distintos elementos que, por diversidad de circunstancias, podían prestar su contingente de ciencias y patriotismo a la iniciada obra de reorganizacion de la educacion patria.
Las atribuciones del Consejo, señaladas en la Ley constitutiva que sansionó su creación, marcan claramente el objeto de ese cuerpo. Estas atribuciones tendían a sostener la coordinación que debe existir entre los diversos establecimientos educativos, a la vez que señalar los medios más adecuados para hacer más realizable y comprensiva la tarea, de sobra compleja, de la educación nacional.
La creación del Consejo Superior de Educación Pública implicaba dos fundamentales ideas de política educativa. Una era la de que no solo la instrucción primaria quedara al entendido cuidado de una junta directiva, sino que todos los grados y tipos de enseñanza recibieran los beneficios de una orientación y vigilancia constantes y unitarias. La otra fue la consecuencia obligada de una organización democrática y técnica:se sustituyó con él una corporación el la que, para encauzar la instrucción pública, buscábase el concurso de funcionarios a cuyo cargo estaban importantes instituciones docentes.
El Consejo Superior tuvo, por lo demás, un carácter puramente consultivo; sus relaciones acerca de asuntos de tanta importancia como planes de estadior, reglamentos, programas, métodos y libros de enseñanza, en nada venían a restringir la acción del Gobierno que conservaba intactas sus facultades sobre la resolución de cada uno de los puntos aprobados por el Consejo. Integraron éste los directores de Instrucción Primaria y Normal, los de las Escuelas Profesionales y Especiales, y otros funcionarios, que cosntituyeron un cuerpo de consejeros natos, además de otros veinte nombrados por el Ejecutivo entre las personas más idoneas en los distintos ramos de la enseñanza. De este modo se logró constituir un núcleo suficientemente amplio, en el que la diversidad de criterios y opiniones, unificados, empero, por una misma disciplina y una aspiración única, sería la mejor garantía de la justificación e imparcialidad de sus acuerdos Informe del general PORFIRIO DIAZ, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, comprendido entre el 1o de diciembre de 1900 y el 30 de nnoviembre de 1904.
3. La enseñanza primaria superior.- Continuando la política educativa del ministro Branda bajo la gestión del nuevo titular del ramo se atendió preferentemente la enseñanza primaria, porque ésta, se repetía, resume la resolución dle problema educativo de la República. Pero, como a la formación de buenos alumnos debe preceder la formación de dos clases de profesores: de instrucción primaria elemental y ó instrucción primaria superior. Los cursos para el primer grupo comprenderían cuatro años, y seis, de los segundo. Además, de la parte que pudiera llamarse retórica, se ordenó que existiera otra especialmente práctica como las visitas de los alumnos de años superiores a lso colegios de enseñanza elemental o superior, las conferencias pedagógicas, las excursiones escolares, cuyo objeto esencial fue el de despertar en los futuros maestros las variadas aptitudes que la ciencia moderna reclama de los educadores. Esta innovación era la consecuencia obligada del Decreto del Gobierno por medio dle cual se creaba la enseñanza primaria superior, la cual, con un periodo de escolaridad de cuatro años, debía ser la continuación de la enseñanza primaria elemental.
La enseñanza primaria superior está destinada, se decía, no solamente a ampliar los conocimientos de la primaria elemental, sino a preparar para la vida práctica a los alumnos que, por variedad de motivos, no llegaran a proseguir las más altas investigacioens del saber humano.
La enseñanza primaria superior, decía la Ley respectiva de 12 de diembre de 1901, durará cuatro años: tendrá, en los dos primeros, un carácter general y será común a todos los alumnos o lumnas, y en sus dos últimas afectará el carácter de una enseñanza especial,Y en sus dos últimas afectará el carácter de una enseñanza especial, que tendrá por objeto iniciar a los educandos en determinados principios elementales de ciencias, artes u oficios, de positiva utilidad para la vida social. La dicha enseñanza primaria superior que se imparta en los establecimientos oficiales será, además, gratuita y laica, y sólo serán obligatorios sus dos primeros años para alumnos que deban ingresar en planteles de segunda enseñanza.
La enseñanza primaria superior especial (art. 6º.), comprenderá, para los varones, las siguientes cuatro secciones; la industrial y de artes mecánicas, la comercial, la agrícola y la minera; y para las niñas, solamente las dos primeras. Esta orientación social de la enseñanza se revela también en el interés que pusieron los funcionarios de la Secretaría de procurar que los beneficios de la instrucción llegaran a las clases obreras, de preferencia estableciendo y fomentando las escuelas primarais nocturnas.
En fin, en este cuatrienio (1901-1905) se atendió debidamente, dentro de las posibilidades del Erario y de la capacidad pedagógica de los titulares y sus mensajeros, la educación secundaria y profesional así como la Academia de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música, la Biblioteca del Museo Nacional y la representación de México en diversos Congresos Científicos y ¡Pedagógicos como el celebre Congreso Internacional de Americanistas, reunido en Nueva Cork en octubre de 1902, y el XIV Congreso de Medicina celebrado en Madrid en abril de 1903.
4.La educación pre-escolar en México.- El impulso dado a la educación nacional por Baranda fue continuado en las últimas etapas de este cuatrienio Justo Sierra, en otra institución pedagógica de conocida y reconocida importancia ya en esta época: los Jardines de Niños
En enero de 1904, se establecieron de manera definitiva los Jardines de Niños en la Ciudad de México. Desde luego se fundaron dos. El primero llevó el nombre de “Federico Froebel”, y se puso bajo la dirección de la señorita profesora Estefanía Castañeda; para el segundo, de nombre “Enrique Pestalozzi”, se designó directora a la señorita profesora Rosaura Zapata.
Ya antes, la pedagogía mexicana había prado mientes en la necesidad e importancia de tales instituciones. Desde 1883, Manuel Cervantes Imaz, en la ciudad de México, y Enrique Laubscher, en Jalapa, habían promovido con acierto y realizado, bien que en forma incompleta e interrumpida, la fundación de Jardines de Niños. Más duraderos fueron los Jardines de Párvulos fundados desde 1884, por las maestras: Dolores Pozos, Amelia Toro y Viascón, Guadalupe F. Varela, Adela Calderón, Guadalupe Tello de Meneases y Leonor López Orellana. Los decretos del Gobierno, merced a los cuales quedaron fundadas las Escuelas Normales de Profesores, establecieron también, como planteles anexos, escuelas de párvulos. El primer director de Escuela Normal para Profesores en la ciudad de México, el licenciado Serrano, informó en diciembre de 1887, entre otras cosas, que en la Escuela de Párvulos quedaron matriculados 69 alumnos los cuales recibieron una educación conforme a la doctrina de Froebel. La directora de estos plantes era, a la sazón, Tatiana Mungúa de Aveleira.
Como lo confirma el Informe del licenciado Serrano, la doctrina en uso para la educación de párvulos lo que significaba un visible adelanto, por otra parte era la de Froebel. El doctor Luís E. Ruiz, en su citado “Tratado Elemental de Pedagogía”, presentó en un cuerpo de doctrina bien organizado la teoría educativa de los Jardines de Niños. “Hay rasgos de diferencias bien acentuadas, dice este pedagogo mexicano, entre la existencia en el hogar y la vida en la escuela, y armonizar las tendencias de uno con las aspiraciones de otro ha sido el gran triunfo de la Escuela de Froebel. Este eminente pedagogo lo realizó de un modo casi perfecto, con sólo disciplinar el juego”.
Conforme al doctor Ruiz, el programa en los jardines de niños debía constar facultades físicas de párvulos; segunda, dones o juguetes rigurosamente graduados; tercera, labores manuales, juegos destinados a ejercitar la mano, los sentidos y la inteligencia del niño, y dotarlo de conocimientos; cuarta, pláticas al estilo moderno, con objeto de satisfacer las necesidades intelectuales y morales de los niños; y quinta, cuanto , medio ingenioso cuyo fin es amenizar los trabajos, facilitar la disciplina y contribuir a perfeccionar el sentimiento estético.
Bajo la gestión de Justo Sierra como funcionario de Educación, los Jardines de Niños fueron objeto de creciente atención. Para entender los servicios pedagógicos de los Jardines de Niños, ya en mayor número, se creó la inspección técnica de ellos, por Decreto (mayo, 1908). Hubo misioneros pedagógicos enviados al extranjero, con el propósito de estudiar los adelantos de estas instituciones en el mundo. En 1909, se pensó en establecer un curso especial para enseñar la pedagogía de los Jardines de Niños, en la Escuela Normal para Profesoras, pues el doctor Ruiz la enseñaba como parte de un curso general de didáctica. La señorita profesora Bertha von Gluemer, la primera, se encargó de dicho curso una vez que fue inaugurado (1910). Más tarde lo impartieron también las profesoras Rosaura Zapata y las hermanas Josefina y Carmen Ramos.
Desde 1907, la doctrina y técnica de los Jardines de Niños contó en México con una revista periódica de carácter pedagógico, que vino a impulsar grandemente el desarrollo de esta institución. Llevó el nombre de Kindergarten y fue dirigida por la señorita profesora Estefanía Castañeda.
5. Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.- Como Secretarios de Educación Pública, Justo Sierra había promovido vigorosamente la reforma integral de la educación y había logrado obtener mayores fondos públicos para este ramo de la administración, con la ostensible resistencia del ministro Limantour. El viejo Díaz, rompiendo un poco su política de equilibrio, favoreció con la largueza en esta ocasión los proyectos de Sierra en este aspecto. Hubo más: por iniciativa la Ley 16 de mayo de 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, conforme al proyecto de don Justo. La creación fue recibida con general aplauso, tanto más cuanto que fue designado titular de la nueva dependencia el maestro Sierra. Se justificaba en estos términos tan benéfica creación: no corresponde al impulso que ha menester la educación del pueblo mexicano, que la dirección administrativa de esas materia trascendental, en la que puede decirse está cifrado su porvenir, figure como ramo secundario o adicional en un Ministerio que aparece dedicado, en premier lugar, a otro ramo importantísimo, de orden diferente y que basta por sí solo para absorber la atención y laboriosidad de su Secretario del Despacho.
En vano se objetará que la instrucción que atiende el Gobierno General, es sólo la que ha de darse en este Distrito y en los Territorios de la Nación, porque, siendo la capital de nuestra República notoriamente su gran metrópoli, y cuando a ella vienen a educarse jóvenes de todos los rumbos del país, pudiendo, además, servir sus métodos y establecimientos educativos de modelo a los Estados, cuyos esfuerzos en materia de enseñanza son, desde ahora, más o menos dignos de elogio, la verdad es que lo que se haga en el Distrito Federal y Territorios para promover la educación popular, revestirá un interés indiscutible para la Nación enterar.
El texto de la Ley (de 19 de mayo de 1905) que venía a crear la nueva Secretaría de Estado determinó que se llamaría de Instrucción Pública y Bellas Artes y que correspondería a ella la atención de la instrucción Primaria y Normal, Preparatoria y Profesional, en el Distrito y en los Territorios Federales; de las Escuelas de Bellas Artes, de Música y Declamación, de Artes y Oficios, de Agricultura, de Comercio y Administración y demás establecimientos de instrucción pública que en lo sucesivo pudieran crearse en el Distrito y en los Territorios Federales. La atención de las Academias y Sociedades Científicas, del Instituto Patológico Nacional y los demás también nacionales, de carácter docente; del registro de Propiedad Literaria, Dramática y Artística; el cuidado de Bibliotecas, Museos, Antigüedades Nacionales y Monumentos Arqueológicos e Históricos; en fin, la administración de teatros que dependan del Gobierno Federal y el fomento de espectáculos cultos, así como la organización de exposiciones de obras de Arte y Congreso Científicos y Artísticos.
6. La personalidad del maestro Sierra.- Como la Baranda, la personalidad del maestro. Sierra experimenta señalados y favorables cambios, al correr de los años, bien por propio e interno desarrollo, bien bajo la influencia de los nuevos y acuciantes problemas que va confrontando el país.
En 1871 termina los estudios de abogado en el famoso Colegio de San Ildefonso, pero muy poco ejerció esta profesión liberal. Tampoco se consagra por entero a la producción poética, para la cual tuvo excepcionales y reconocidas aptitudes. El periodismo, la tribuna y, sobre todo, la histografía y el magisterio constituyeron el preferente y más fecundo objeto de su dedicación. Con el título de maestro en sentido antonomástico lo honró ya la primera generación del siglo XX.
Se vincula en libre relación a la corriente de la filosofía positivista, que señoreó los círculos intelectuales de la República durante toda la segunda mitad del siglo XIX. En 1892, Justo Sierra de la tónica y la fórmula de una política positivista: en histórico discurso proclama la necesidad de poner la Presidencia como base de la política nacional. De ahí se derivó, como se ha referido ya el mote de “científicos”.
Pero Sierra era un espíritu de extraordinaria y honda sensibilidad histórica, como la exhiben a las claras sus magistrales trabajos en torno de la historia universal y de la historia patria (Compendio de Historia de la Antigüedad, Evolución política del pueblo mexicano, 1900; Manual escolar de Historia general, 1904; Juárez, su Obra y su Tiempo, 1910…). Llega un momento en que se afirma él la idea del insustituible valor de las humanidades en la educación del hombre. Su primara estancia en Europa, antes de ocupar la Cartera de Instrucción Publica, pudo influir en esta su nueva orientación.
En 1908 hace ya una concienzuda crítica de la filosofía positivista. Sierra fue una personalidad poliédrica, devota y apasionada del eterno progreso; “Yo soy de este temperamento, escribía alguna vez, nací innovador y como no sea la reforma de sí mismo, que bien la necesitaría, y par la cual me confieso impotente, todas las novedades me tientan, toda innovación tien para mí un recóndito e irresistible prestigio, todo progreso canta para mí el canto de la sirena”.
7. La pedagogía social.-Con Justo Sierra se van delineando en México con creciente claridad, los problemas de una pedagogía social, orientada y dirigida por el Estado. “El papel del Estado en la organización del porvenir exige, como indeclinable factor, la preparación de energías morales, intelectuales y físicas, religiosamente unidas a él en el culto de un mismo ideal. Y a esto responde la genuina aceptación de vocablo: educación, vale decir, nutrición encaminada a un desenvolvimiento, una nutrición, génesis de toda fueraza, de toda energía. Y es la verdad que en el lenguge pedagógico usual se diversifican las acepciones de los vocablos instrucción y educación; pero no es menos cierto que, por lo que a su finalidad común mira, toda instrucción no debe ser sino un factor de desarrollo, sino elemento de educación. La escuela es la salivación de nuestra personalidad nacional; a ella tenemos que confiar la unidad y la persistencia de nuestra lengua.
Dentro del cuadro de esta pedagogía social, que vino a dar el rumbo de su política educativa, sitio importante ocupa el problema de la educación de la mujer. La inferioridad de la mujer, dice, es una leyenda que ha concluido hace mucho tiempo.
Feminismo significa colaboración.
La influencia educativa, decía sagazmente Sierra, no termina en los plantes pedagógicos. La educación es un proceso social que invade los aspectos todos de la vida. La escuela del pueblo es la vida misma. Por ello urge hacer entrar el mayor número de veces que se p7ueda dentro del sí mismos a los hombres del pueblo, ayudarlos a examinar sus actos, enseñarlos a confesarse. La elocuencia, las funciones dramáticas, las exposiciones, las fiestas, los museos, todo deber ir hacia allá, y todo debe ir fortalecido por constantes sermones laicos.
Este movimiento a favor de la pedagogía social era reforzado por todos los hombres de avanzada, durante la primera década del siglo. El programa del Partido Liberal Mexicano, publicado en Saint Louis Mo…en 1906, partido integrado por hombres de izquierda (Ricardo Flores Magón, Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Librado Rivera y Manuel Sarabia), postulaba la urgencia de aumentar considerablemente las escuelas primarias, mejorar los sueldos a los maestros, y una radical aplicación de los principios de la enseñanza laica, obligatoria y gratuita.
8. Niños pobres, niños huérfanos, niños corrigendos.- Durante la época porfiriana, la política pedagógica del ciudadano social concedió reiterada atención a los niños pobres, huérfanos y corrigendos.
A decir verdad, las obras benéficas a favor de los niños desvalidos han preocupado a los mejores gobernantes.
Con anterioridad, en 1850, siendo presidente de la República el general don José Joaquín de Herrera, se había fundado un asilo a expensas de los fondos municipales, destinado a niños y jóvenes delincuentes. De esta suerte se logró agregar a éstos, conforme a los deseos del señor don José María de Lacunza, ministro a la sazón de Relaciones y Gobernación, del común de los presos. El establecimiento era un presidio de menores. Se le llamó Techan de Santiago; hombre que pocos años después le fue cambiado por el Colegio Correccional de San António.
Bajo el Gobierno del general Díaz, los establecimientos todos de la Beneficencia Pública mejoran considerablemente. Primero, la Casa de Cuna, sobre todo cuando tuvo la dirección de ella el doctor don Ángel Carpio; después en superior proporcionó, el Hospicios de Niños, para el cual se construyo el magnífico edificio y desde entonces dejó de llamase Hospicio de Pobres. Constaba de dos muy amplios departamentos (uno para niños y otros para niñas), construidos de conformidad a las necesidades pedagógicas que cumple. Constituye esta casa, como se dijo en aquel entonces, el mejor homenaje que pueda rendirse a la memoria venerada de Francisco Zúñiga, insigne fundador y benefactor del hospicio a principios del siglo XIX.
En 1880, la Escuela de Techan se Santiago vuelve a cambiar de nombre. Otra institución benéfica a favor de la niñez se fundó en 1887. Fue la Casa Amiga de la Obrera, destinada a recoger por las mañanas y devolver por las tardes a los niños de pobres mujeres que han menester de esta ayuda, por consagrarse durante el día a labores fuera del hogar.
9. La escuela primaria “educativa (Ley del 15 de agosto de 1908).-Sierra había colaborado en la fecunda obra educativa de Joaquín Baranda, y estaba percatado de los procedimientos políticos y jurídicos de que éste echaba mano para llevar a cabo sus grandes objetivos. Utilizando ahora, primero como subsecretario y después como ministro, las experiencias y los resultados de dicha obra, concibe Sierra un nuevo plan de reformas. Pide y obtiene del Congreso en sucesivos periodos (1901-1902, 1902-1903,1903-1905, 1905-1906, 1906-1907), que se concedan al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias para revisar todas las disposiciones vigentes en materia de enseñanza y expedir las mas adecuadas al propósito de hacer cada vez más eficaz y positiva la educación nacional, en el concepto de que el mismo Ejecutivo daría cuenta al propio Congreso del uso que hiciera de esta autorización. Como se advierte, el procedimiento seguido era, en el fondo, el mismo que puso en práctica el ministro Baranda para obtener la expedición del Decreto de 16 de mayo de 1896.
Al hacerse cargo el ministerio, el maestro Sierra se propuso realizar dos cosas: “la primera, la fundamental, la básica, consistía en transformar la escuela primaria, de simplemente instructiva, en esencialmente educativa, en un organismo destinado, no a enseñar a leer, escribir y contar, como se decía antes, sino a pensar, a sentir y a desarrollar en el niño al hombre”.
Hasta 1908 pudo plasmarse en una ley el primero de sus grandes objetivos (Ley de Educación primaria para el Distrito y los Territorios Federales de 15 de agosto). En ella se prescribía (art.1º.): las escuelas oficiales serán esencialmente educativas. Por educación se entendía (art. 4º.) el desenvolvimiento armónico de cada alumno de modo que se dé vigor a su personalidad, tan a menudo indecisa e informe; que la robustezcan hábitos por virtud de los cuales se intensifique el espíritu individual de iniciativa, y que la disciplina al propio un poderoso sentimiento de civismo.
Además de ser gratuita, laica y obligatoria, la educación debería ser integral y nacional (art. 2º.)
Con tener aciertos, la nueva Ley no dejaba de ofrecer algunas deficiencias, fácilmente advertidas a la luz de la doctrina pedagógica de la época y de las circunstancias sociales y económicas en que se hallaba el país en aquel entonces.
Por otra parte, dicha Ley, que fijaba en siete los años de escolaridad (art.10) de la enseñanza económica, olvidando sus autores que en México la mayor parte de los alumnos egresados de la escuela primaria ya no prosiguen, por falta de recursos, estudios de ninguna especie.
Finalmente, la ley de 15 de agosto no contenía disposiciones aplicables a la enseñanza agrícola; estaba concebida, por su estructura y sus propósitos, para centros urbanos, confirmando así las limitaciones en materia de política educativa de la época porfiriana.
En descargo de estas limitaciones, explicables por varios hechos, la flamante Ley exigía con acierto un procedimiento práctico para la formación moral de los educandos (art.14); además fue un vivo estímulo para encauzar mejor las tareas directivas y de inspección del sistema educativo nacional.
En descargo de estas limitaciones, explicables por varios hechos, la flamante Ley exigía con acierto un procedimiento práctico para la formación moral de los educandos. (art.14); además fue un vivo estímulo para encauzar mejor las tareas directivas y de inspección del sistema educativo nacional.
10. Primeros rendimientos.- Dos años después de iniciada la gestión del maestro Sierra (1907), funcionaban 557 escuelas primarias con 2361 maestros. La nueva Ley de Educación Primaria, de 1908; sus importantes discursos acerca de la federalización de la enseñanza; la fundación de la Escuela de Altos Estudios, que albergó en su seno cursos superiores de pedagogía; en suma, toda esta obra de incremento pedagógico, redundó en benéfico de la educación urbana. A fines de 1910 existían 641 escuelas primarias y seis Jardines de Niños, en el Distrito Federal.
Dentro de una concepción dinámica de la vida, pensaba en la sociedad del mañana, con sus cada vez más grandes y complejos problemas; y para ello que quía prepara hombres aptos.
Por cuanto a las instituciones circumescolares, fueron importantes sus gestiones para obtener el acuerdo por el cual se creó el Museo Nacional de Historia Natural, así como los que mejoran en mucho el Museo Nacional, que en lo sucesivo habría de llamarse Museo Nacional de Arqueología e Historia.
11. La enseñanza académica y la fundación de la Escuela Nacional de Altos Estudios.- Desde 1906 se emprendió una cuidadosa revisión de las instituciones docentes consagradas a la cultura académica; tarea que habría de culminar en 1910 con el restablecimiento de la Universidad.
El plan de estudios preparatorios y la distribución de éstos en seis años, prescripciones ambas instituidas en en 1901, fueron modificadas. El Plan de estudios de 1907, en efecto, reduce a cinco los años preparatorios.
12. Restablecimiento de la Universidad Nacional de México.- La obra educativa de don Justo Sierra fue multiforme; pero dentro de su variada gestión nunca conculcó la unidad fundamental de su tendencia pedagógica. Pensaba que todas las creaciones pedagógicas, desde el Jardín de Niños hasta los estudios universitarios, debían estar alentadas por noble y patriótico ideal.
Don Justo Sierra pensó en una universidad de tipo moderno, vale decir, una agrupación orgánica de institutos docentes y de investigación. No pretendió nunca exhumar el tipo de la universidad colonial, donde los maestros hacían la labor de Penélope y enseñaban cómo se podía discurrir indefinidamente, siguiendo la cadena silogística, para no llegar ni a una idea nueva ni a un hecho cierto.
La Universidad debía articularse al sistema de educación nacional y, por ende, quedar vinculada consustancialmente al destino político y social del pueblo. La Universidad colonial estaba formada por un grupo selecto, encargado de imponer un ideal religioso y político, resumido en estas palabras: Dios y el Rey. La nueva Universidad debe ser un grupo en perpetua selección dentro de al sustancia popular y tener encomendada la realización de un ideal político y social que se resume así: Democracia y Libertad… Pero esto consiste en que, penetrados hondadamente del deber indeclinable de transformar la población mexicana en un pueblo, en una democracia, nos consideramos obligados a usar del medio más importante de realizar estos propósitos, que es la Escuela Primaria.
Las autoridades superiores de la Universidad fueron, en orden jerárquico el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, al Consejo Universitario y el Rector. (El nombramiento de este último fue otorgado a licenciado Eguía Lis.)
El presidente de la República confirmó el día de la inauguración de la Universidad el grado de doctor honoris causa a eminentes sabios y personalidades mundialmente conocidos, y el grado de doctor ex officio a los directores de las escuelas universitarias y a sus más eminentes catedráticos.
Fueron designados doctores honoris causa: Su Majestad Víctor Manuel por su heroico amor al pueblo; el profesor Rafael Altamira por su obra a favor de la unión de los pueblos hispanoamericanos.
En punto a política educativa, Justo Sierra es un continuador de Baranda. Los grandes designios y la táctica política de éste, orientan los ideales y determinan los medios que pone en práctica aquél, bien que perfeccionándolos y situándolos en nuevas y más agitadas circunstancias sociales.
Justo Sierra tiene una posición bifronte en la historia de la educación en México. Penetra hasta sus más radicales consecuencias la pedagogía del liberalismo y, gracias a ello, es el primer político de la educación en el país, que advierte las tareas modernas de una pedagogía social, las cuales muy pronto se manifestarían en los ideales políticos de la Revolución de 1910.
11 comentarios:
HOLA SOLESITO
es interensante conocer y saber quienes fueron las personas que se involucraron en el sistema de educación como justo sierra, gabino barreda y todos los cambios a favor de nuestra educacion.
es interesante pero la letra està muy chica y me llegò a cansar el poco tiempo de leer. Ademàs no tiene imàgenes, por lo demàs me gustò, es interesante.
Creo que en lo que se refiere a Porfirio Dìaz pudiste poner el dato entre parentesis porque reduciste demasiado la letra, aunque de hecho esta muy pequeña, tambièn le faltaron una que otra imagen.
el tema esta interesante ya conocí la labor que tuvo Justo Sierra en la educación.
la letra un poco mas grande
Hola solecito: el texto es interesante ya que aunque habla de Justo Sierra en cuanto a lo que hizo y me parece muy bueno lo que hizo, hay algo que me gusto fue lo que dice una parte de la mujer y lo de la pedagogìa polìtica. Tambièn es importante saber como surgieròn en mèxico dos grandes instituciones como los kinder que menciona y quienes estaban a carggo de ellas.
Se me hace que es demaciada informaciòn interesante pero sin imagenes es un poco tedioso ademàs me canso un poco la vista, la redacciòn esta bien.
tu trabajo es realmente bonito, de todos los que he leido es el que más me ha gustado, todo está muy bien a exepción de las faltas de ortografía que son muchas y te comes las frases, pero el tema todo es muy interesante.
justo sierra fue en nuestra historia, un personaje muy importante el cual revoluciono trascendentemente la educación ya que cuando fue ministro de instrucción pública y de bellas artes, sentó las bases de la educación actual en primer lugar la educación primaria que antes ya habìa sido obligatoria ayudaba màs al progreso del paìs. cuando justo sierra estuvo de ministro de instrucción pública se tomo en cuenta la educación preescolar esto es de suma importancia ya que como dice varis teóricos que los primeros años de vida del niño son los que van a determinar su vida en general y pues este es un paso o una preparación para ya entrar al área escuela que es un lugar muy diferente del lecho materno que es con quién más se relaciona el niño o niña. entonces el establecimiento de los jardines de niños en México fue algo maravillo sobre todo para los padres que ya no tenían que cargar má tiempo con sus hijos, quienes quiza teníancosas que hacer.
entonces al hacer esto tenían que preparar a las personas quienes darían la educación preescolar y esto hizo que hubiera un logro educativo ya que se preparaban a más temprana edad y los que seguían enseñaban a los más pequeños, claro tenía que haber un período de preparaación para esto asistían a la escuela.
en la letura habla también del gobierno de porfirio diaz que para mi fue el mejor presidente, incluso le doy más credito a él que a Benito Juárez, en fin. la idea de los hospicios para educar a niños huerfanos en una super idea cuando se da importancia a estos lugares y no sólo se tienen ahì encerrados.
OSIRIS PACHECO ALONSO
Está muy bien tu blogger por que explicaste las razones por las que no pudiste poner imágenes. Bien.
Animo. Creo que muchas exigen lo que no pueden hacer
es interesante el contenido, la conmbinacion de colores lo favorece, aunque el tamaño de fuente y tipo hacen muy cansada la lectura
es interesante el contenido, la conmbinacion de colores lo favorece, aunque el tamaño de fuente y tipo hacen muy cansada la lectura
el tema es muy interesante por que asi aprendemos más sobre como fue nuestra educación, como es que ha venido cambiando y también es bueno saber que hubieron ssres humanos que pusieron un granito de arena para tratar de mejorar la educación.
sobre la presentación creo que laletra no es buena, ya que marea al leerla y aparte te pasaste de grande y demasiado espacio en cada palabra.
Publicar un comentario